La hembra del arácnido Latrodectus es la araña más peligrosa para el ser humano, ya que sus colmillos atraviesan la piel y su veneno es tan potente como el equivalente a 150 mil serpientes de cascabel. Además, devora a su propia pareja tras la cópula. Y de ahí que sea conocida como “Viuda Negra”. Por eso se denomina así a las mujeres que cometen un delito muy vergonzante para los hombres.

“Yo fui víctima de una viuda negra”. Con esa frase, Gustavo Domínguez superó el pudor y la culpa que hacen que este tipo de robos sea poco denunciado. Sostiene que necesita contar lo que le pasó para prevenir a otros y para ayudar a la Policía a encontrar a su victimaria. Es una de las pocas veces que una víctima de esta clase de delitos cuenta su experiencia. 

Se conocieron a través de una aplicación de citas el 24 de agosto último. Después de un tiempo por los cuidados que exigía la etapa más crítica de la pandemia y algunos chats, decidieron encontrarse. Planificaron la cena en la casa de él, situada en el Gran Buenos Aires. Y hasta esa vivienda llegó quien dijo ser Alejandra.

El recuerdo del hombre llega hasta poco después de haber comido, cuando perdió el conocimiento. De esa noche de terror, solo le queda la angustia y una foto que logró sacarle para ver si alguien puede identificarla.

Veinte horas después de la cena, Domínguez despertó en un sillón de su casa, confundido y desubicado. Cuando pudo volver en sí, se dio cuenta de que había sido víctima de una “viuda negra”. La supuesta Alejandra le había desvalijado su vivienda y, por la cantidad de objetos que se llevó, el hombre cree que contó con un cómplice.

Desde el televisor, el celular, la computadora con trabajos y recuerdos familiares; pasando por una alta suma de dinero que tenía ahorrada, documentos y la comida que guardaba en la heladera y alacenas; hasta su prótesis dental.

“¡Me vació mi casa, me vació el alma!”, exclamó el hombre. Y agregó: “Me dio vuelta todo, me desmanteló toda la casa”.

En el marco de la investigación del hecho, que derivó en una causa abierta en el Departamento Judicial del partido bonaerense de Morón, supo que la victimaria le había suministrado “burundanga”, nombre popular de la escopolamina , una droga que anula la voluntad, intoxica y puede matar a una persona.

“Si me daba un poquito más de lo adecuado, yo estaría muerto”, enfatizó la víctima en diálogo con el canal TN./Crónica

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