Las peleas entre hermanos pueden terminar de muchas formas, con ambos ofendidos, ambos golpeados o si hay dinero de por medio, con disputas legales. En este caso, una mujer de 29 discutió con su hermana durante la cena y terminaron a las “trompadas”.

Según The Journal of Emergency Medicine, esto no terminó allí, esta taiwanesa, se identidad anónima acudió al servicio de urgencias de un hospital de la zona por haber sido brutalmente agredida por su consanguínea. Tenía un par de heridas lógicas de un intercambio violento, dos laceraciones en la nariz y debajo del ojo izquierdo.

Los días pasaron, ella siguió su vida normal pero empezó a percibir que algo no estaba bien y además le faltaban un par de pedazos a los palillos con los que su hermana la había atacado. En ese momento sospechó esos trozos podrían haber terminado en un lugar inesperado.

Por poco creíble que parezca, los palillos efectivamente habian perforado los huesos de la cara, por lo que este mujer tuvo que ser intervenida quirúrgicamente para extraer los pedazos de plástico. Según los médicos que la atendieron, esas herramientas de cocina  “pueden presentarse sólo como pequeñas heridas de laceración y pueden ser asintomáticos”.

Opinión científica: las peleas entre hermanos

En cuanto a las peleas entre hermanos, el psicólogo argentina Bernardo Stamateas opinó en su canal de Youtube. “El vínculo fraterno es un laboratorio para ensayar discusiones y peleas, lo cual es normal; pero los hermanos nunca deberían salir lastimados. Puede haber un ganador y un perdedor en determinadas discusiones, ya que uno tiene más razón que el otro, pero jamás debería haber agresiones que terminen hiriendo a alguien”.

“Ocurre muy a menudo que los hermanos pelean y dejan de hablarse. Por ejemplo, trabajaban juntos y, ahora, se odian y están distanciados. Lo cierto es que, detrás de todas las peleas entre hermanos, se halla una lucha inconsciente por el amor de los padres”, continuó el también conferencista.

“Cada ser humano, aunque tenga más de un hermano, construye su propia narrativa, su propia historia. Y no siempre es la misma. Detrás de muchas desavenencias entre hermanos está siempre el amor de los padres. No se discute por la herencia sino por sentir que mamá o papá tenían preferencia por el otro. Ahora, cuando los hermanos pueden sentarse a hablar, se desarma este sentimiento y se dan cuenta de que el vínculo es hermoso y extraordinario. Ahí se produce el crecimiento”, concluyó el especialista, que además es pastor y escritor. /Crónica

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