Actualmente un jurado de la Corte de la Corona de Lincoln está deliberando sobre la sentencia de un joven de 15 años (quien no puede ser identificado públicamente debido a su edad) después de que fue declarado culpable de asesinar a su amigo e intentar decapitarlo.

Roberts Buncis, de Boston, Lincolnshire, Inglaterra, fue asesinado el 12 de diciembre del 2020, días antes de cumplir los 13 y su cuerpo fue encontrado en Alcorn Green en Fishtoft a las 10.22 de la mañana en un área común al fondo de la calle, cerca de su casa.

El cuerpo de Buncis fue apuñalado más de 70 veces en un ataque “brutal y prolongado” y sufrió heridas “compatibles con un intento de extirpar la cabeza”.

En el tribunal, se expuso que el acusado “tenía por lo menos la intención de infligir violencia grave” a su joven víctima porque “era un soplón”.

El adolescente, que tenía 14 años en el momento del ataque, admitió haber cometido un homicidio involuntario, a mitad de su juicio, pero negó el asesinato. Sin embargo, el jurado tardó menos de dos horas en condenarlo.

Al ordenar la detención del adolescente, el juez Jeremy Baker dijo que dictaría sentencia en una fecha posterior porque no es sencillo.

El profesor patólogo Guy Rutty, que examinó el cuerpo de la víctima, dijo que consiguió identificar 22 sitios de lesiones en el cuello, el pecho y el abdomen, en algunos de los cuales encontró hasta 17 lesiones distintas. Además del intento de decapitar a Roberts, el especialista explicó que las lesiones eran consistentes con alguien que “intentó quitarle la mano o los dedos”. Usó tanta fuerza que la punta del cuchillo se rompió y se encontró incrustada en el cráneo de la víctima.

El acusado afirmó que se había reunido con su amigo para entregarle un encargo de drogas para que las vendiera, pero comenzaron a discutir cuando no recibió el pago de 70 dólares que esperaba.

En su defensa, el adolescente dijo que el nene de 12 años fue quien llevó el cuchillo a la escena y que “perdió el control” cuando la víctima intentó apuñalarlo. Aseguró que solo recordaba haber apuñalado al menor sólo una vez en el cuello, pero que no recuerda los otros 70 ataques.

Después del crimen, el acusado corrió a su casa e intentó esconder el cuchillo y quemar la ropa y los guantes que llevaba. Más tarde le envió un mensaje a un amigo diciendo “las cosas salieron mal” y “no se suponía que esto fuera así”.

Tras el juicio, el detective inspector en jefe de la policía de Lincolnshire, Richard Myszczyszyn, describió el asesinato como un acto completamente sin sentido: “Es una tragedia que afectó profundamente a la escuela y a la comunidad local, y que permanecerá con todos nosotros durante toda la vida”, dijo.

“El nivel de violencia, y que involucró a los niños hace que sea aún más difícil de comprender”./TN

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