Con los primeros resultados del escrutinio provisorio, la provincia de Jujuy alcanzó un 70,62% de participación, superando ampliamente el promedio nacional que llegó al 67,92%, el más bajo desde el regreso de la democracia en 1983.
En total, 603.380 jujeños estaban habilitados para votar, de los cuales 424.283 concurrieron a las urnas, representando el 70,62% del padrón electoral.
El secretario electoral de Jujuy, Manuel Álvarez del Rivero, destacó en diálogo con Despertar 630 que la baja participación observada en el resto del país no se replicó en la provincia, donde el porcentaje fue “notablemente mayor”.
Además, el funcionario explicó que este nivel de participación se mantiene dentro de los valores habituales para elecciones legislativas de medio término.
La participación registrada en los comicios nacionales fue superior a la de las elecciones provinciales del 11 de mayo, cuando Jujuy registró un 66% de concurrencia.
Los datos oficiales definitivos se conocerán cuando comience el escrutinio definitivo, previsto para el martes 28 de octubre a las 18 horas en todo el país.
Caída histórica de la participación nacional: más de 12 millones de personas no votaron
La baja asistencia electoral en las legislativas encendió la alarma entre los distintos sectores políticos: solo el 67,85% del padrón nacional acudió a votar.
Esto implica que más de 12,2 millones de argentinos decidieron no participar, configurando uno de los niveles de ausentismo más altos desde 1983.
Hasta este año, el menor nivel de concurrencia se había registrado en las elecciones parlamentarias de 2021, con un 71,7% del padrón, en plena pandemia y bajo fuertes restricciones sanitarias.
El ministro del Interior, Lisandro Catalán, informó desde el Correo Argentino que se contabilizaron votos en 109.000 mesas distribuidas en 17.500 establecimientos de todo el país.
El ausentismo promedio nacional alcanzó el 34%, lo que significa que, de los 35.987.634 votantes habilitados, más de 12 millones no asistieron, a pesar de la obligatoriedad del voto.
Esta tendencia ya se venía registrando en elecciones provinciales previas: entre abril y septiembre, diez provincias con comicios desdoblados mostraron una fuerte caída en la participación, y en seis distritos no se llegó al 60%. El caso más extremo fue Chaco, donde la mitad del padrón se abstuvo de votar.
Aunque los analistas esperaban un descenso en la participación, la magnitud del fenómeno superó las previsiones. La Escuela de Gobierno de la Universidad Austral había proyectado entre 65% y 69% de asistencia, cifra que terminó confirmando el escenario más negativo.
Especialistas en política y comportamiento electoral atribuyen el fenómeno a una combinación de descontento social, desconfianza y desapego hacia la dirigencia.
El deterioro económico, la pérdida del poder adquisitivo, las promesas incumplidas y la percepción de corrupción son factores que explican por qué muchos ciudadanos sienten que el voto no transforma su realidad.
Uno de los consultores consultados describió la situación como un “desgaste cívico generalizado”, donde la apatía y el desinterés reflejan la falta de fe en que las elecciones puedan generar cambios concretos.
La elección de 2025 se ubica así entre las de menor participación de las últimas cuatro décadas. En los primeros años de la democracia, la concurrencia superaba el 85%, mientras que durante los 90 se mantuvo en torno al 82%. Desde 2015, la caída en la participación se volvió sostenida, marcando una tendencia preocupante para la representación política argentina.













