Ben Affleck y Jennifer Garner estuvieron casados entre 2005 y se divorciaron en 2018, aunque ya vivían separados desde hacía unos tres años.
El problema del actor de 49 años con el alcohol fue el detonante del final de su pareja.
“Bebí de manera relativamente normal durante mucho tiempo. Lo que sucedió fue que comencé a beber más y más cuando mi matrimonio se estaba desmoronando”, contó el intérprete de Batrman hace un tiempo.
Ahora Affleck visitó el programa de Howard Stern y volvió a referirse al tema. “La cura para las adicciones es el sufrimiento”, afirmó.
“Hay un punto en el que dices: ‘hasta aquí’. En mi caso, fue por mis hijos. Desde que fui consciente ese día, lo juro, no he querido beber ni una vez más. No estoy curado. Hay un final feliz si puedes llegar”, añadió el actor.
Y precisó: “Yo estaba como: ‘no puedo irme por mis hijos, pero no estoy feliz. ¿Qué hago?’. Y lo que hice fue que me bebí una botella de whisky y me quedé dormido en el sofá. Resultó no ser la solución”.
Tras remarcar que el proceso fue largo y duro, confesó que si no se hubiese divorciado de Garner, no habría dejado el alcohol. “Probablemente, todavía estaría bebiendo”, señaló.
Además deslizó que, de haberse quedado con la madre de sus tres hijos, seguiría teniendo problemas con el alcohol: “Me sentía atrapado. Es parte de la razón por lo que comencé a beber”.
“Teníamos un matrimonio que no funcionaba. Lo intentamos porque teníamos hijos. No queríamos que fuera el modelo de matrimonio para los niños. Hicimos lo mejor”, contó el también productor, quien aseguró que la actriz de 49 años “Es alguien a quien quiero y respeto, pero con quien no debía seguir casado”.
Si bien sus palabras parecieron llevar algunos cuestionamientos hacia Garner, Affleck dijo que terminaron “amigablemente”.
“Sabía que era una buena madre y esperaba que supiera que yo era un buen padre. Tenía que estar sobrio –también lo sabía– y lo reconocí”, destacó.
