Uno de los hechos que trajo el aislamiento por el COVID-19 fue la falta de ejercicio y la ingesta desproporcionada de comida que uno pueda consumir, aunque esta combinación puede ser difícil para cualquiera, como el caso ocurrido en la ciudad china de Wuhan, donde el Hospital Zhongnan reportó el caso de un paciente que engordó 100 kilos tras pasar cinco meses confinado en su domicilio, por temor a contraer la enfermedad.
El sujeto, de 26 años, quedó en cuarentena desde enero, como toda la ciudad. Aunque las medidas se han aliviado desde abril, permaneció sin pisar la calle hasta fines de mayo. Y es que ya tenía problemas de movilidad, según indicó su familia.
Identificado en el reporte únicamente como Zhou, trabajador de un cibercafé, luchó gran parte de su vida contra la obesidad. Antes de la pandemia, pesaba cerca de 180 kilos (con 1,70m de estatura), pero la balanza incrementó en 2020 hasta marcar 280, lo que lo ubica como la persona con más peso de toda la ciudad.
Zafó del Coronavirus, no de la obesidad
Aunque se libró del temible virus, el cambio le trajo serias consecuencias a su salud, por lo que llamó al servicio de emergencias. Li Zhen, médico del hospital, indicó que recibió un pedido desesperado de auxilio: “No he podido dormir en 48 horas”. Zhou fue llevado en ambulancia y admitido el 1 de junio, en un estado tan frágil que apenas podía hablar. Cabe destacat, que para el traslado, se necesitó a 10 personas: cuatro médicos y seis agentes de seguridad.
Una vez internado, fue diagnosticado con insuficiencia cardíaca y una disfunción respiratoria. Recibió atención permanente durante nueve días hasta que su cuadro se estabilizó y fue transferido a una sala regular.
Por ahora, sin intervención quirúrgica
Los médicos planean someterlo a una operación de pérdida de peso, pero todavía es muy riesgoso. Por ello, deben esperar a que pierda cerca de 25 kilos para dar luz verde al procedimiento.
El reporte del hospital no dio detalles sobre la dieta del paciente o cómo fue que subió tanto de peso durante la cuarentena.
Comer en exceso durante las crisis de COVID-19 es un problema para la buena parte de las personas que permanecen en su hogar en confinamiento. La rutina está perturbada, las personas con una vida ocupada están atrapadas en casa con menos trabajo y sin actividad física. Durante este tiempo, comer en exceso ocasionalmente puede volverse frecuente y convertirse en una práctica poco saludable.