Adriana Beramendi tiene 24 años y es de Salta, viajó por un trámite a Buenos Aires y no pudo volver a su casa por la cuarentena, por lo que sus bebés nacieron lejos de la familia.
A esto se suma que el marido es chofer y quedó varado en Bolivia, por lo que conoció a sus hijos por foto y videollamada y no sabe cuándo podrá finalmente alzarlos.
Zoe, Jeziel, Adriel y Gabriel siguen internados ya que nacieron sietemesinos. La mamá puede estar con ellos, amamantarlos, apoyárselos en el pecho y tener contacto piel con piel. Lo que no puede es darle un beso, porque en medio de la pandemia tiene que verlos con barbijo de por medio.
El padre de los bebés, Ulises, está en Yacuiba, Bolivia, a 1.500 kilómetros de distancia.
Adriana hoy no puede creer estar con sus hijos, ya que tuvo muchos problemas de salud, a los 15 años le diagnosticaron una enfermedad llamada “Púrpura trombocitopénica idiopática”, es decir que su sistema inmunológico estaba atacando por error a sus plaquetas.
Al año y medio de conocer a Ulises, Adriana quedó embarazada, pero lo perdió espontáneamente antes de llegar a los dos meses de gestación y perdió un segundo embarazo.
Al tiempo, le diagnosticaron Lupus y cuando preguntó si podría ser madre, le dijeron que era riesgoso, pero lo que no sabían era que ya estaba embarazada de cuatro bebés.
En medio de toda esta situación, surge la pandemia, y Ulises queda sin trabajo. Adriana tuvo que viajar a Buenos Aires a buscar su partida de nacimiento ya que ella nació allí y tuvieron que adelantar el parto porque dos de los bebés habían dejado de crecer.
Nacieron a las 30 semanas de gestación y el más chiquito pesó 990 gramos.
Ahora, se recuperan en la neo del hospital y los padres solo piensan en el momento del encuentro.