Según reveló Perfil, Macri y su esposa, Juliana Awada, alquilaron la propiedad ni bien salieron de la Quinta presidencial de Olivos, pero recién se mudaron unos dos meses después, tras pasar esa primera parte del año en Los Abrojos, la quinta de la familia del ex mandatario en Malvinas Argentinas.
Se trata de una mansión en formato casaquinta, por el amplio jardín que posee, ubicada en el Bajo Martínez, arbolada y con espacio para la huerta. Según cómo se publicitaba en el clasificado inmobiliario, la renta mensual que pagan los Macri para estar un poco más cerca de la Ciudad es bastante onerosa: 10 mil dólares.
El terreno tiene 1.200 metros cuadrados y el espacio cubierto alcanza los 620 metros cuadrados. Tiene una zona de acceso amplia, parquizada y con pequeña fuente incluida, y ya en la casona, un hall de entrada con pisos de mármol Travertino con detalles –o tozetos– de mármol Portoro, según se describió el mismo artículo.
En el interior, hay un living amplio con vista a un también amplio jardín y a la distancia, el Río de la Plata. También en esa planta se distribuyen un escritorio con chimenea y boiserie, comedor, y pisos de roble de Eslavonia en los tres ambientes mencionados. La cocina, ubicada también en esa planta, da a un patio interno. Y luego viene la “antesala” a ese espacioso jardín trasero, una galería minimalista adornada con cuatro columnas.
En el hall de distribución está la escalera, de piedra París y hierro forjado, que lleva a la zona de los dormitorios, todos en suite. La pieza principal tiene un amplio vestidor, una sala de baño con diseño especial a los otros cuartos, y salida a un balcón aterrazado con vista al jardín, piscina y el río.
En esa planta completan un enorme cuarto de juegos, con chimenea y también vista al río. También hay un dormitorio adicional en suite para huéspedes, por si alguna vez tuviera que recibir a algún amigo, como por caso los que se fueron del país y tiene problemas judiciales. Por ejemplo, Nicolás “Nicky” Caputo y Gustavo Arribas. De hecho, este último está en el centro de la escena por el espionaje ilegal desde la AFI, comparte abogado con Macri y fue su inquilino en el cuarto piso frente a Plaza Alemania al que el ex presidente decidió no volver a vivir.
Bajo toda esa estructura la mansión tiene sótano: allí están la despensa, un lavadero, dos dependencias en suite y una cava. Pero si el interior de la propiedad es de por sí confortable, la extensión del jardín aterrazado aporta aún mayor confortabilidad. Está lleno de árboles y tiene una piscina climatizada de formato rectangular y decorada con venecitas. Cuenta con un vestuario revestido con cañas.