Jujuy había pasado 53 días sin tener diagnósticos positivos de Covid-19 y había sido uno de los primeros lugares en plantear una posible salida de la cuarentena. Sin embargo, el 20 de junio, Gerardo Morales anunció que un brote de casos obligaba a retroceder a fase 1.
La Justicia hoy investiga la cadena de contagios, que toca muy de cerca al poder local, ya que quienes habrían “llevado” el virus a la provincia serían dos agentes policiales que formaron parte de la comitiva con la que el gobernador viajó a La Quiaca a principios de junio. La situación desató una crisis institucional que culminó el lunes 29 de junio con la destitución del jefe de la Policía, el comisario Juan Segovia.
El de Jujuy es un caso testigo acerca de la velocidad con la que puede esparcirse el coronavirus: Morales estuvo en La Quiaca con una comitiva de funcionarios y personal del Ejército y la Gendarmería el 3 y 4 de junio. Parte de los funcionarios de las fuerzas habían llegado un día antes. El objetivo del viaje era trabajar en el refuerzo de la frontera. Según se sabe hoy, una de aquellas noches, dos policías cruzaron a la localidad de Villazón, en Bolivia. De acuerdo a la información que dan desde la Provincia, en off the record, los agentes fueron a comprar hojas de coca y se contagiaron.
Uno de los agentes se desempeñaba como el secretario del Jefe de la Policía y el otro era su chofer. Durante los diez días posteriores al contagio, ninguno presentó síntomas y, debido a su trabajo, se movieron por distintas localidades. El rastreo epidemiológico determinó que los hombres mantuvieron contacto estrecho con unas 200 personas, de las cuales 99 terminaron con un diagnóstico positivo.
“Uno de los que cruzó a Villazón contagió a 30 agentes y a un par de comisarios más y ellos a sus familias. De pronto, en 15 días, pasamos de haber tenido 7 casos en total a 99”, reconocen desde la Provincia. Sin embargo, esta situación no fue aceptada desde el inicio por parte de la Gobernación que se empecinó en defender a las fuerzas.
La situación debilitó la imagen de Morales, quien durante los primeros meses de la pandemia se ufanó de su método para contener el avance del Covid. Casi un mes después de que se iniciara la cadena de contagios, el Gobernador firmó la destitución de Segovia, a quien hoy se acusa de cargar con la responsabilidad del desmadre.
Los sectores opositores a Morales desconfían de la versión oficial y, sobre todo, de que los efectivos hayan cruzado a Bolivia a comprar hojas de coca sin ser advertidos. Desde la Provincia, sin embargo, apuntan a Segovia: “Él había tenido conocimientos de lo que había pasado pero nos mintió”, dicen desde el entorno del gobernador para despegarse.
Para reforzar su punto, las autoridades provinciales insisten con que el tráfico de hojas de coca de Bolivia a Jujuy es uno de los grandes inconvenientes en este contexto y cuentan que legisladores jujeños y salteños trabajan en proyectos para que se legalice su importación ya que no pueden frenar el paso. “Es un tema cultural muy fuerte. La Provincia le hizo un pedido a la Justicia Federal que nos entregó oficialmente coca incautada para que distribuyéramos en las comunidades originarias y entre los trabajadores rurales para evitar que las personas se muevan para buscarla”, agregan.
La cadena de contagios de los policías se combinó con otro brote desatado en la localidad de Perico y la cantidad de casos aumenta. Las autoridades insisten en que la situación puede ser controlada y que están en condiciones de atender todos los casos a pesar de las denuncias de los profesionales de la salud quienes insisten en que no llegan los recursos suficientes. En los últimos días, por ejemplo, se viralizó el video de un hombre que mostraba las malas condiciones de internación. Las autoridades también se despegan de esta acusación e insisten en que se trató de un inconveniente circunstancial.
Fuente:Perfil