Cumplidos ya nueve meses desde el inicio de la pandemia del coronavirus, la comunidad científica internacional continua aportando nuevos conocimientos sobre cómo se transmite la enfermedad.
Luego de numerosas investigaciones, se llegó a la conclusión de que el COVID- 19 se transmite por gotas que exhala una persona cuando tose, estornuda o habla, y que pueden caer a un metro o metro y medio. Por lo que es fundamental mantener los ambientes cerrados ventilados para la renovación del aire.
Pero cuando no es posible, ¿la utilización del aires acondicionados es una alternativa? De acuerdo a un estudio del Centros para Control de Enfermedades y Prevención (CDC por sus siglas en inglés), existió un brote en un restaurante de la ciudad China de Guangzhou , donde 10 de las 91 personas que se encontraban en el establecimiento sin ventilación, pero con aire acondicionado se contagiaron, detalla el diario el comercio.
Aunque los investigadores señalaron que el estudio tiene limitaciones, concluyeron que de las posibles rutas de transmisión, “la causa más probable de este brote fue la transmisión de gotas”, pero que la distancia entre el paciente cero – una familia proveniente de Wuhan, la ciudan en donde comenzó la pandemia- y el resto de las personas infectadas era mayor a un metro por lo que “un fuerte flujo de aire desde el acondicionador de aire podría haber propagado gotitas”.
Por ese motivo la Cámara Argentina de Calefacción, Aire Acondicionado y Ventilación (Cacaav) recomendó evitar la recirculación del aire, mantener ventilados los ambientes y mejorar los sistemas de filtrado. En problema es que esto no puede realizarse en todos los equipos, sobre todo en los más antiguos.
Por lo que la otra alternativa a utilizar en lugares cerrados que sólo renueva la ventilación con aire acondicionados es agregarle a los equipos un mecanismo de radiación UVC que elimina virus y bacterias.
Y en los lugares que sí cuentan con ventilación natural, abrir una ventana con el aire acondicionado encendido puede ser la mejor manera de reducir el riesgo.
