Producto de los efectos recesivos de la pandemia, en abril se perdieron 128.000 puestos de trabajo privados en el sector formal respecto a marzo. Sin embargo, se espera que se moderen las caídas para los registros de mayo y junio por los esfuerzos en torno a la reactivación económica.
En sólo un mes, la cantidad de asalariados registrados se redujo en 128.000. El empleo formal fue muy golpeado en abril, como revela el informe de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD), al que accedió el portal El Destape, y que se basa en los datos del Ministerio de Trabajo.
El efecto acumulado de la pandemia, en marzo y abril, asciende a 186.000 trabajadores que perdieron su empleo si se suman los asalariados del sector privado y de casas particulares junto a los cuentapropistas (autónomos y monotributistas).
Aún así, el documento divulgado por el CETyD, dependiente de la Universidad de San Martín, remarcó que las políticas públicas destinadas a mitigar el impacto de la pandemia sobre el trabajo “están teniendo efectos positivos observables”. Es que durante esta crisis, el empleo cayó 0,2 puntos por cada punto de disminución de la actividad económica, una relación similar a la del año 2009. En cambio, en 2002 el empleo se había desplomado 0,9 puntos por cada punto de caída de la economía.
“El empleo formal habría moderado su caída durante mayo y junio. Por caso, el 38% del total del empleo registrado se localiza en provincias que en junio tuvieron una caída menor al 20% de la movilidad hacia los puestos de trabajo (respecto de principios de año)”, apuntó el CETyD.
En ese sentido, en mayo los indicadores económicos evidenciaron una moderación de la caída respecto de lo sucedido en abril. Es que la cuarentena estricta al comienzo de la pandemia permitió que se flexibilicen las regiones donde se pudo contener la circulación del virus, al menos momentáneamente. Justamente, el 38% del total del empleo registrado se localiza en provincias que en junio tuvieron una caída menor al 20% de la movilidad hacia los puestos de trabajo respecto de principios de año.
Adicional a esto, en términos interanuales en mayo la actividad de la construcción cayó un 34% (frente al 74% de abril) y las ventas minoristas de las Pymes se redujeron un 51% (frente al 58% de abril). En efecto, mientras que la disminución del nivel de empleo registrada por la Encuesta de Indicadores Laborales fue del 0,6% en abril, en mayo la contracción fue del 0,4%.
El Gobierno desplegó una batería de medidas para mitigar el impacto de la crisis del coronavirus sobre la ocupación. El programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), por el que el Estado abona la mitad de los sueldos y hasta $ 34.000, fue el que más alcance e impacto consiguió. Llegó a 2,3 millones de empleados. Para la tercera versión se inscribieron empresas que tienen esa misma cantidad en su plantilla, pero corresponde al Gobierno verificar que todos cumplan con los nuevos requisitos.
Otra de las decisiones clave fue el DNU anti-despidos, que no pudo bloquear el cierre de algunas empresas, razón principal por la que se dieron estas pérdidas laborales. El seguro por desempleo también fue reforzado con fondos adicionales para contener a la masa de trabajadores excluida del mercado en la crisis.
Argentina fue uno de los pocos países del mundo que aplicó políticas para cuidar el empleo y a la vez inyectar ingresos en los más vulnerables. El IFE que benefició a 8,7 millones de personas, lo que representa a integrantes de uno de cada dos hogares. ANSES, a cargo de Fernanda Raverta, admitió que se analiza una tercera edición del ingreso familiar de emergencia, aunque aún se desconocen los criterios de aceptación que se tomarán.