Los científicos que compararon los genes de miles de pacientes en Europa encontraron que aquellos con sangre tipo A eran más propensos a desarrollar una enfermedad grave, mientras que aquellos con tipo O tenían menos probabilidades.
El reporte publicado en la revista New England Journal of Medicine no prueba que exista una conexión con el grupo sanguíneo, pero corrobora un reporte anterior de China sobre dicho vínculo.
“La mayoría de nosotros lo descartamos porque era un estudio muy burdo”, comentó el doctor Parameswaran Hari, especialista en sangre en la Escuela de Medicina de Wisconsin, sobre el reporte de China. Con el nuevo trabajo, “ahora lo creo”, señaló. “Podría ser muy importante”.
Sin embargo, otros científicos pidieron cautela.
La evidencia de que el grupo sanguíneo tiene un papel es “preliminar… no es una señal suficiente para estar seguros”, señaló el médico Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute en San Diego.
El estudio, que involucró científicos de Italia, España, Dinamarca, Alemania y otras naciones, comparó alrededor de 2.000 pacientes con síntomas graves de COVID-19 con varios miles de personas que estaban saludables, desarrollaron síntomas leves de la enfermedad o eran asintomáticos. Los investigadores vincularon las variaciones de seis genes con la probabilidad de síntomas graves, incluidos algunos que podrían tener un papel en la vulnerabilidad de la gente al virus. También vincularon los grupos sanguíneos a riesgos posibles.