“Abusó de su privilegio para ejercer la abogacía y utilizó su licencia de abogado para participar en un engaño, con la intención de acceder a las habitaciones privadas proporcionadas a los abogados en dos penitenciarías separadas, con el propósito de solicitar prostitución”, dictaminó un tribunal disciplinario de Estados Unidos.

El implicado es el abogado Andrew Spark, a quien inhabilitaron por mantener sexo oral con una presas y grabar videos pornográficos en dos cárceles de Florida.

Además, quedó acusado de usar su posición para aprovecharse sexualmente de mujeres en prisión, informan medios locales.

A pesar de las imputaciones, y de haberse declarado culpable a principios de 2019, Spark permanece en libertad condicional.

Según el colegio de abogados, el letrado  de 58 años “grabó en video esos encuentros con el objetivo de crear una película pornográfica para adultos, para su propio morbo y/o interés financiero”.

¿Cómo lo descubrieron?

De acuerdo con los informes del caso, el abogado le pidió sexo oral a cambio de dinero a una reclusa condenada por un caso de pornografía infantil. El encuentro no se concretó y la mujer lo denunció.

Pero los investigadores pudieron determinar que Spark había hecho un trato similar con otra presa, y que en esa ocasión usó su tablet para grabarla mientras le practicaba sexo oral.

Las autoridades recurrieron a la reclusa como agente encubierta para conseguir pruebas contra el abogado, quien usaba en sus delitos las habitaciones reservadas para reuniones entre los representantes legales y sus clientes.

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